sábado, 28 de enero de 2012

LA BELLEZA DEL BONSÁI EN INVIERNO

Hace años una persona me preguntó, afirmando, que seguro que prefería los árboles de hoja perenne a los de hoja caduca, porque así, durante todo el año, podía verlos verdes. Peo yo le contesté que no, que prefería los aboles caducifolios porque veía en ellos el pasar de la estaciones de una forma más evidente, porque te descubría la belleza real del árbol sin ornamentos  y porque te creaban las expectativas de los cambios y de su amanecer en primavera.
Los bonsái en invierno son muy atractivos, porque el esqueleto que formas sus ramas se aprecia perfectamente, cuando las hojas no enmascaran la autentica forma del árbol. Cuantos bonsái no disimulan su mala estructura con las hojas que tapan errores y defectos. Pero al margen de hablar de defectos de un árbol, que nunca los tiene, porque la naturaleza dota de especificidades y no de defectos  a los seres vivos, en invierno es cuando podemos apreciar plenamente el árbol, ver su estructura, su forma, su potencial y su futuro.


Yo disfruto enormemente en invierno cuando analizo el árbol que me ha dejado el verano, y pensando en el árbol que yo daré a la primavera. Es cuando hago la poda de limpieza de ramas que han crecido en sitios inadecuados, cuando recorto aquellas ramas que han crecido en exceso o dejo aquellas otras que me sugieren una futura rama potente, y cuando preparo las bases del futuro desarrollo primaveral.
También aprovecho para limpiar bien el tronco y el musgo que cubre el suelo. Ahora, diariamente me acerco a observar sus ramas y sus futuras yemas, a la espera de ver como se hinchan y como se abren lentamente en primavera. Veo los rápidos, que enseguida reverdecen, como los granados, o los lentos que se hacen de rogar como los celtis.


También es el momento de iniciar el abonado. Un buen abonado en invierno prepara a los árboles para la primavera, fortaleciéndolos, sin generar desarrollo de ramas excesivo o una separación de yemas muy grande, como que ocurriría si abonamos en primavera cuando el árbol está arrancando.
En invierno hay que trabajar menos que en otras épocas del año, pero hay que hacerlo bien para luego tener un buen árbol el resto del año.
  

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