La estrategia clásica empleada en el cultivo de bonsái,
con el objetivo de alcanzar troncos de 5 a 10 cm de diámetro en pocos años, es su cultivo
previo en jardín. Si el árbol crece durante 10 ó 12 años en el suelo, acompañado
de los trabajos propios de bonsái, cuando se trasplanta a una maceta para su transformación
definitiva, ya tiene un tronco de considerables proporciones.
Algo parecido, aunque no premeditado, hice con un
mirto que llevaba en una maceta como planta ornamental en mi terraza unos cinco
años. A comienzos de primavera, al ver que como planta de terraza no prosperaba,
decidí quitarla y comprobar si su estructura me permitiría seguir cultivándolo
como bonsái. Efectivamente, después de una poda que me permitió ver sus ramas,
comprobé que se podía cultivar como un bonsái multitronco, a medias entre un en
estilo balsa o ikadabuki, es decir
con múltiples árboles saliendo de un tronco tumbado que hace de base, y en estilo
de raíz reptante o netsuranari, donde
los troncos sales de una raíz suficientemente
extendida como para dar imagen de bosque.
Procedía a podar sus raíces de
forma notable para ajustarla a una macera de entrenamiento y a recortar sus
ramas en consonancia, conservando las más útiles. Dejé siempre una parte verde
al final de cada rama, aunque el mirto, como buen seto, reverdece de la madera
dura.
Tras la poda de raíces
El miro, (Myrtus communis) también conocido como
arrayán, es un arbusto perennifolio y aromático, de follaje compacto que alcanza
el porte de un pequeño árbol de hasta 5 m de fuste. Las hojas son pequeñitas,
ideales para un bonasí, opuestas, lanceoladas, de color verde oscuro por el haz
y más claro por el envés, con glándulas oleíferas transparentes en el limbo
foliar. Florece en primavera con flores blancas, solitarias sobre largos pedúnculos
axilares, con cinco pétalos y cinco sépalos, muy aromáticas de 1 a 2 cm de
ancho. El fruto es una baya comestible redondeada de 1 a 1,5 cm de diámetro, de
color azul oscuro pruinoso al madurar, acompañado del cáliz en la parte
superior. El aceite de sus hojas, flores y frutos es aromático por lo que se
emplea en perfumería.
El aspecto que tenía
el mirto tras cortar algunos de sus troncos y ramas
Ya en su maceta de entrenamiento
Generalmente se
cultiva como arbusto ornamental formando setos, dada su facilidad a reverdecer después
de las podas; de arrayan son muchos de los setos de la Alhambra en Granada. La
planta fue muy famosa en la antigüedad, cuando se consideraba símbolo del amor
y de la belleza, y por ello se usaban coronas de mirto para homenajear a los
campeones olímpicos. Aunque tiene un simbolismo mitológico, ya que era una de
las plantas consagradas a la diosa Afrodita, con la aparición
del cristianismo se siguió utilizando,
esta vez con su sentido de pureza y fidelidad, para coronar a los nuevos
cristianos o representar a la Virgen como símbolo de virginidad.
Su cultivo por semillas, que se obtienen de sus bayas en el
mes de septiembre, es fácil, pero también se puede cultivar por esquejes. Sin
embargo, lo más fácil es hacerse con una planta ya crecida en un vivero y
correctamente seleccionada, para cultivarla en un proceso acelerado como bonsái
(ver las entradas anteriores). En general es un arbusto fácil de cultivar y muy
agradecido, que admite podas, trasplantes y alambrado.
Tras una primera poda de diseño, una
vez seleccionados de ramas y brotes, y alambrado
Aspecto a finales del verano
Este invierno lo abonaré para
fortalecerlo de cara a la primavera, ya que pretendo pasarlo directamente a una
maceta ancha y baja de bonsái. El árbol está fuerte y la especie admite ese trasplante
rápido.
Imagen que pretendo
alcanzar el año próximo
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